Haití-RD, la delincuencia sigue... y la crisis del PRD
EL ENGAÑO.- La afección a la economía dominicana por la veda a los
pollos y los huevos de parte de las autoridades haitianas, no fue tanta como se
dijo en principio. Los productores gritaron y encontraron eco en otros sectores,
pero la verdad que pueden vivir sin vender esos pollos y esos huevos. Además, la
asistencia oficial fue pronta y efectiva, aunque no la búsqueda de nuevos
mercados. Sin embargo, tuvo de bueno que los dominicanos empezaron a conocer a
los haitianos y a saber que cuando se trata de sus intereses no creen en la una
y una. Y ni siquiera en la dos y dos. Por primera vez los grupos que viven de su
defensa, se quedaron sin palabras. Igualmente por primera vez se logró
unanimidad en la reprobación. Incluso, ellos se dieron cuenta, pues de otro modo
no se explica que Michel Martelly le buscara el lado a Danilo Medina e intentara
una explicación que fue la tercera burla de seguido. El mandatario haitiano
quiso enmendar el fiasco con una mentira, dejando sentada su falta de respeto.
No se venderán pollos ni huevos, pero ya se conoce al cojo sentado y al ciego
durmiendo...
EL FENOMENO.- La apreciación que sometía a manera de escrutinio en mi
entrega de ayer, de que las últimas muertes a oficiales podría ser una respuesta
ñabierta o simulada-- a la lucha conjunta contra el delito, se fortalece y
amplía con nuevos hechos. Los civiles no están a salvo, que nadie se equivoque,
pero existe la “percepción” de que el objetivo inmediato lleva uniformes.
Incluso, sin distinguir entre hombres y mujeres. Que no se niegue el hilo
conductor porque las situaciones se dan a distancia unas de otras, pues si se
acepta que el crimen es organizado, también hay que asumir que sus designios
son planificados. ¿Qué es lo que se busca? ¿Despojar a estos oficiales de sus
armas de reglamento para aumentar la potencia de fuego de las bandas? ¿Obligar
a que se retire a los militares del patrullaje y que la seguridad ciudadana se
deje en las solas manos de los agentes policiales? Las hipótesis son muchas, y
todas pueden ser imaginativas, pero la verdad que los sucesos de estos días no
pueden verse como normales, aun cuando la delincuencia ñen su desbordamientoñ
sea todo un fenómeno...
EL REFAJO.- Si se acusa a Miguel Vargas de haber excluido de los
organismos de dirección a unos seiscientos compañeros y solo sesenta y nueve
someten un recurso de amparo ante el Tribunal Superior Electoral, algo anda mal.
¿Son seiscientos o son sesenta y nueve? ¿O acaso los restantes quinientos
treinta y uno llevarán una acción por su lado, independiente de la ya conocida?
De ser así ¿Otra muestra de la disgregación que caracteriza a los perredeístas?
Se supone que los seiscientos pertenecen al mismo sector, y que la exclusión se
hizo con el propósito de reducir al oponente, y que igual la demandada inclusión
procura mejorar la representación del núcleo afectado. La impresión, sin
embargo, es otra: los seguidores de Hipólito Mejía no quieren que se realicen
las reuniones anunciadas de Comisión Política y Comité Ejecutivo Nacional, pues
se saben en desventaja. Esa desventaja de seguro que no la descubrieron ahora,
sino mucho antes, y que ahora la sacan a colación como malicia. Si ocurrieran
las cosas como las preparan de Miguel Vargas y los suyos, las denunciarían como
ilegítimas...
RESIGNADOS.- Los perredeístas que se nuclean alrededor de Mejía son
admirables. No hacen como Julio Iglesias, que tropezó de nuevo con la misma
piedra, sino algo mejor: cambian de camino. Las convocatorias se harán, aunque
no se haga pública la fecha, y desde ya se sabe que no habrá asalto al local,
como ocurrió a finales de enero. Se vuelve a la vía original del Tribunal
Superior Electoral. Esto es, al derecho, a la ley, a los estatutos, y no a la
violencia. Retrasar los eventos, sin embargo, tampoco resuelve nada. Lo que
conviene es que el PRD recobre la normalidad, la que sea...