Tal vez es solo una percepción optimista, no lo sé. Pero me late que asoma una nueva escuela pública en nuestro país. Y si es así, será la obra cumbre de Danilo Medina, su paso a la inmortalidad como Presidente de la República.
Hay que ver hacia adentro de la escuela, el fenómeno que se reporta, la actitud de los muchachos ante la tanda extendida que los confina en el plantel hasta por diez horas corridas. Y allí se alimentan, reciben docencia, practican deportes y tienen sala de deberes.
Confieso que ignoro totalmente lo que se está produciendo en la escuela dominicana, si es real tanta belleza o es sólo otro espejismo de la política y de los políticos.
Pero es sintomático que no se oigan los ladridos de quienes critican todo lo que proviene del gobierno o del sector oficial, sin importar quién gobierne o el partido que esté en el poder. A esos no se les escucha, y por algo debe ser.
No he oído quejas de los profesores ni de su aguerrido sindicato; no oigo lamentos de los muchachos ni de sus asociaciones; el “liderazgo” estudiantil luce en retirada; los padres no protestan; las tutorías parecen complacidas; no se denuncian atrasos en el calendario académico...
Cosas buenas deben estar pasando en el interior de la escuela dominicana y los de afuera no nos estamos enterando.
...Pero no sólo es dinero
El cuatro por ciento del PIB para la educación-- estatuido en una ley que anduvo rodando por ahí por más de una década--, aporta a la educación pre universitaria más de cien mil millones de pesos, y eso es mucho dinero. Pero el dinero no se basta por sí mismo en un sector público tan carenciado y con atrasos centenarios.
Recuerdo a Danilo Medina pontificar en sus campañas electorales sobre la necesidad de modificar el sistema escolar incorporando la modalidad de la tanda extendida para prolongar la permanencia de los estudiantes en el plantel por casi todo el día.
Eso implicaba dotar esos planteles de las aulas suficientes para eliminar gradualmente la doble tanda escolar y fusionarlos en uno solo, pero además construir comedores, áreas deportivas y de recreación y salas de tareas y deberes académicos.
Y lo fundamental, implicaba modificar la mentalidad de los estudiantes, de los profesores y hasta de los padres y tutores.
Para una escuela tradicional, rudimentaria, sin ningún instrumento para hacer posible semejante transformación, las promesas electorales de Danilo parecían utópicas, demagógicas, sencillamente imposibles de poner en práctica.
¿Es sólo una percepción?
No puedo precisarlo, pero si Danilo Medina se propuso hacer de forma silenciosa los cambios que se perciben en el sector educativo, ha tenido un gran acierto porque sus resultados todavía no son apreciados por la generalidad de los dominicanos.
Uno ve que todas las semanas se inauguran nuevos planteles, otras escuelas son ampliadas y modificadas para acogerse al nuevo sistema; cada día es mayor la confianza de los padres de los alumnos, la asistencia crece y se reportan nuevos logros en el ámbito académico.
Se olfatea que algo ha cambiado en la escuela dominicana, pero todavía no se conoce la real dimensión de este fenómeno y de sus efectos en el futuro inmediato de la educación dominicana.
Repito: si las cosas en la escuela son como las percibo, Danilo no necesita nada más para inmortalizarse...
