En un país de una patológica vocación caudillista de la que no se ha salvado ni siquiera el CONEP, no es aconsejable subestimar a un expresidente que ha permanecido en el poder durante veinte de los últimos 24 años, doce de ellos como jefe del Estado y ocho dirigiendo el partido de gobierno.
Leonel Fernández y Danilo Medina, ambos en su respectivos momentos, lo habrán pensado, como lo pensó María Estuardo: “en mi fin está mi principio, Maquinini”. Y Balaguer sonrió.
Lamentablemente, ni Abinader ni Fernández valoran mucho el talento creativo de Joaquín Sabina, autor de los versos que explican porqué fue posible aquel Frente Patriótico con el que, en 1996, Joaquín Balaguer hizo gobierno al PLD. Los versos son estos: “Caminito al hostal nos besamos en cada farola/ era un pueblo con mar,/ yo quería dormir contigo/ y tú no querías dormir sola”. (Por suerte, las esposas de ambos, salvando el mal gusto musical de sus maridos, sí que gustan del Joaquín).
El citado verso explicó el Frente Patriótico de 1996, y explica también La Pinza política que Abinader y Fernández aplican en estos días al PLD. Así, otra vez, como en 1996, en la zona colonial siguen las farolas: Luis quiere dormir tranquilo en su gobierno, mientras (Leonel) se conforma con que el archirrival de ambos, el PLD, Danilo Medina de tanto no poder dormir le mate el insomnio. Aunque el asunto no es tan simple, no.
La pinza del PRM buscará la manera de fortalecer a su joven socio, LFP, (mediante la lubricación jurídica, el bajadero legal, y otras caricias empresariales o laborales), y al mismo tiempo, debilitar a un PLD que en estos momentos recorre la Vía Apia de impopularidad que en 1978 recorrió Joaquín Balaguer; y entre 2012 y 2014 caminó descalzo el doctor Leonel Fernández. Hagan memoria. Recuerden el Frente de Funglode.
¿Estamos frente a la reedición del Pacto de las Corbatas Azules que habilitó a Fernández, o frente al nuevo Acuerdo de los Versos de Sabina que podría dar vida a un Frente Patriótico que, en 2024, podrían reeditar los dos PLD? Un dato. Fue el mismísimo benefactor del PLD en 1996, e; Dr. Balaguer, quien en 1990 usurpó el poder al partido de Juan Bosch. No es solo el amor, también la política ha hecho siempre extraños compañeros de cama. ¡Y una pinza!