lunes, 2 de enero de 2017

FOGÓN CON CESAR FUERA DE CÁMARA...¡Por Dios, Sarita!


¡Por Dios, Sarita!

César Medina
Lobarnechea1@hotmail.com
Tengo tanto tiempo en el periodismo como Sergio Sarita en la patología forense. O sea, entre uno y otro llevamos casi cien años ejerciendo dos oficios que en la práctica tienen algunas colindancias aunque uno de ellos con carácter científico, y el otro más empírico que otra cosa.
En mi periodismo inicial cubrí la crónica roja en una época en que la sangre era el aporte de la pasión política, y con Sergio Sarita coincidí muchas veces “levantando cadáveres” en su mayoría de dirigentes izquierdistas o de guardias y policías asesinados en aquella barahúnda sangrienta de los 12 años.
Sarita era entonces un joven médico que se iniciaba en la Patología Forense, especialidad científica que era prácticamente desconocida en el país a pocos años de terminar la dictadura trujillista, época en que cualquier enfermero se hacía con un nombramiento de “médico legista” que bastaba para certificar defunciones.
Lo conozco, a Sarita, desde aquellos lejanos años, y juntos crecimos. Él, como excelente científico de la Patología; yo, como embarronador de cuartillas de papel periódico; le tengo extraordinaria admiración y respeto porque conozco su trayectoria, lo vi incursionar en la política por su admiración a Juan Bosch, como también lo he visto alejarse lleno de frustraciones.
Debe quedar claro entonces que Sergio Sarita es para mí un ser humano excepcional, insobornable, correcto, estudioso de la Ciencia Forense, dedicado a su trabajo, un profesional sin mácula en todos los sentidos…
...Por eso no entiendo 
Debe ser preocupante que un científico de la categoría de Sergio Sarita se aventure a emitir opiniones tan concluyentes sobre las circunstancias en que murió John Percival Matos sin haber visto jamás su cadáver, partiendo solamente de la subjetividad de imágenes de televisión, de fotografías periodísticas o de las redes sociales.

Algo debe andar torcido en todo esto. Porque no es fortuito que un individuo que cae abatido después de cometer tres asaltos de película con muertos y heridos, se quiera presentar ahora como una víctima de la truculencia oficial…
… No es sólo el caso de Sarita, que en definitiva es una voz autorizada en la materia, aunque esta vez ande equivocado. Se trata de que en este momento lo que se discute es si Percival fue o no ejecutado por la intolerancia policial, si es o no “víctima del sistema”.

La defensa del general retirado Rafael Percival Peña es comprensible desde el punto de vista de un padre que ve morir al hijo de forma tan violenta, pero debería existir mayor objetividad cuando se analiza esa situación de forma desapasionada y mucho más cuando se emite una opinión con pretensión científica.
… Yeni tiene razón
Contrario a la imagen que tengo de la fiscal Yeni Berenice Reynoso --de quien opino la reduce su ínfula de figuración pública--, de Sergio Sarita creo en sus ponderaciones públicas y siempre escucho lo que dice con especial atención porque regularmente sus criterios se enmarcan en aspectos científicos.

En la polémica pública que han tenido, sin embargo, la fiscal tiene razón. Ella dice que si Sarita no vio el cadáver está descalificado para emitir un parte forense sobre su defunción. Y eso no resiste ningún análisis lógico.
Porque esto es verdad: si Sarita no levantó el cadáver y si ni siquiera lo vio de lejos sino en fotografías, no puede opinar con tanta grandilocuencia hasta sobre los supuestos tatuajes de la pólvora para certificar que Percival fue acribillado a quemarropa.
Sarita sabe que eso no es científico, a él mismo se lo he escuchado decir infinidad de veces… Los muertos hablan, pero nunca por telepatía.  

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