Estuvimos a punto de una tragedia
Publicado por el Fogon Barahonero Lunes 4 de Junio del 2012
"Fogon Barahonero Lider y Pionero en las Actualizaciones en las Comunicaciones Digitales"
En mi último artículo planteé que más que celebraciones políticas por el
resultado de las elecciones del 20 de mayo, el país debía abocarse a
realizaciones de misas de acción de gracias para agradecer a Dios haber salvado
al país del caos y la destrucción que hubiera significado una vuelta al poder de
Hipólito Mejía y su fatídico PPH.
Hoy, 15 días después, tengo que reafirmar con vehemencia mi petición de misas
de acción de gracias, ya no solo por lo anterior, sino porque la mano poderosa
de Dios le evitó a este pueblo una gran tragedia el pasado 20 de mayo que, al
igual que en 1965, pudo haberle costado miles de muertos, la división de las
Fuerzas Armadas y la destrucción de su sistema democrático.
En los últimos días del recién concluido proceso electoral nos tocó la
responsabilidad de denunciar los macabros planes que fuerzas oscuras del
pepehachismo habían orquestado contra las elecciones, la transmisión de las
actas y la emisión de los boletines contentivos de los cómputos electorales.
Hoy sabemos, por una valerosa y responsable información servida por este
periódico Listín Diario, y confirmada posteriormente por la JCE, que se produjo
una verdadera conspiración para provocar el colapso del sistema de cómputos del
organismo comicial, tal y como nosotros lo habíamos denunciado antes de las
elecciones.
La información fidedigna daba cuenta que los escáneres que transmiten las
actas de votación de las mesas electorales fueron saboteados desde adentro de la
JCE y que si no hubiera sido por lo que algunos llaman “acaso”, y yo llamo la
mano poderosa e invisible de Dios, al través de uno de sus hijos que labora en
la JCE, que descubriera la desprogramación o sabotaje de estos escáneres, es muy
posible que hoy todavía estuviéramos contando los muertos de una guerra
fratricida entre dominicanos, por razones absurdas y politiqueras.
Pensemos por un segundo qué hubiera pasado aquí si esa urdimbre diabólica no
hubiera sido detectada y conjurada con gran responsabilidad por Roberto Rosario
Márquez, quien tuvo que actuar con poderes especiales otorgados por el pleno de
la JCE, a espaldas de la Gerencia Informática de ese organismo, bajo sospecha
evidente de que alguno de sus miembros pudiera estar implicado en la
conspiración.
El PPH, ante un apagón informático en la Junta Central Electoral que le
hubiera impedido a ésta emitir boletines oficiales sobre el resultado de las
elecciones, se lo hubiera atribuido a que el PLD y el gobierno habían perdido;
se hubieran declarado ganadores del proceso a las ocho de la noche, como lo
hicieron Enmanuel Esquea y César Cedeño; hubieran lanzado a las masas
perredeístas a las calles acompañando esta acción a un comunicado público
suscrito por altos oficiales activos de las FFAA y PN, que habían sido
comprometido, para reconocer un supuesto triunfo pepehachista.
Si grave fue el sabotaje de los escáneres, no menos delicado fue el
confirmado ataque de hackers desde México, donde operan los principales cárteles
de la droga de la región, y muy especialmente el de Sinaloa.
Hay que felicitar la previsión tomada por el presidente de la Junta Central
Electoral de contratar una firma inglesa, líder en el combate a este tipo de
ataques, con lo cual se evitó igualmente los intentos que durante el día y la
noche del 20 de mayo se hicieron para tumbar la página web de la Junta Central
Electoral y su Centro de Cómputos.
La reflexión obligada ante lo ocurrido es si las mentes diabólicas y malvadas
que conspiraron contra la paz de la República Dominicana y su proceso
democrático van a quedar impunes, o si por el contrario serán sometidos y
perseguidos judicialmente como se debe.
Hoy, gracias a Dios, podemos decir que no pasó nada, que todo salió bien,
quedando la institucionalidad fortalecida. Pero, pudo haber sido todo lo
contrario, sumiéndonos en una de las peores crisis de nuestra historia. Para
que este tipo de tramas no puedan repetirse en el futuro, sus autores deben ser
ejemplarmente castigados.
De dejarlo así, por motivos políticos coyunturales, es posible que las mismas
se repitan en un futuro no lejano y quizás la suerte o la mano poderosa del
Señor no nos acompañen, como lo ha hecho en esta oportunidad.
Lo cierto de todo es que estuvimos a punto de una tragedia.