Presentarse con el aparato militar y donde se ejecutan las políticas de frontera, integró a los expresidentes a la conversación, con una parte del acuerdo, previendo un informe periódico de seguridad nacional sobre la situación de Haití.

El presidente Luis Abinader reunido con los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina.
Casi treinta años de poder en la misma mesa.
El presidente Luis Abinader convocó a una reunión sin precedentes que concluyó con los exmandatarios Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, aceptando dividir la carga para discutir, aprobar y promover una política conjunta ante la crisis haitiana.
Ya estaban en el Ministerio de Defensa cuatro minutos antes de las 4:00 de la tarde, mostrándose a las cámaras mientras escuchaban las notas del himno nacional en un gesto que envió las primeras señales: la “urgencia” de compromiso frente a remanentes que podrían afectar la seguridad y economía.
La elección de una sede que figure neutral también crea sus interpretaciones, luego de la resistencia con acudir a Palacio Nacional manifestada por los opositores Fernández y Medina.
De ahí que presentarse con el aparato militar y donde se ejecutan las políticas de frontera, integró a los expresidentes a la conversación, con una parte del acuerdo, previendo un informe periódico de seguridad nacional sobre la situación de Haití.
En cada aspecto, la cumbre brindó señales de unidad y madurez. Ninguno esquivó el tema cuando Abinader les remitió cartas de invitación, formularon sugerencias que terminaron acatadas (cambio de sitio o integrar sectores) y atreverse a un encuentro privado.
Antes de discutir la ingobernabilidad del vecino, el lenguaje empleado involucraba a los exmandatarios: una “reunión de alto nivel”, así que los encargados de mover los hilos desde 1996 no podía quedarse fuera.
Motivados a acatar un protocolo: los trajes azules, incluido lucir con corbata –una prenda que Abinader en ocasiones rechaza–, los 21 cañonazos y la guardia de honor para la entonación del himno, en camino a un hecho histórico para “abordar de manera franca, patriótica y unitaria la crisis”.
Sin olvidar los momentos fotogénicos: la instantánea compartida en las redes sociales de Presidencia de una charla en la que sonrían mientras estaban sentados “cara a cara”, además del recibimiento con apretón de manos, transmitiendo confianza aun con las animadversiones.
En un contexto que define todo: las marchas de sectores nacionalistas acaparando la opinión pública, impulsando a que Abinader encrudezca las políticas de deportaciones con 15 medidas anunciadas en abril y en un momento en que plantear un discurso contrario es impopular.
Los cuatro están conscientes y decidieron firmar un comunicado cuyo párrafo final se circunscribe a la narrativa dominante: “(...) la voluntad compartida de proteger la soberanía, la estabilidad y la democracia”.
Los acuerdos de la cumbre
Al término del encuentro, Homero Figueroa, portavoz de la Presidencia, informó que se pactaron cuatro puntos básicos:
1.- Crear espacios de trabajos conjuntos y bilaterales para una política nacional sobre Haití.
2.- Convocar al Consejo Económico y Social (CES) como instancia institucional para discutir propuestas concretas. A la primera reunión participarían los expresidentes y el mandatario en funciones.
3.- Entregar un informe periódico a los expresidentes sobre el estado de la seguridad nacional.
4.- Discutir y aprobar una política exterior unificada y conjunta sobre implicaciones de la situación haitiana. Para lograrlo, el presidente sostendrá encuentros bilaterales con todos los expresidentes.