Publicado por el Fogon Barahonero Martes 5 de Junio del 2012
"Fogon Barahonero Lider y Pionero en las Actualizaciones en las Comunicaciones Digitales"
ALENTADOR.- Gracias a las diferencias entre perredeístas el panorama político se
mantiene tan campante y en marcha como Juancito el Caminador. Nadie cree que
esos vientos puedan tumbar cocos, y se saluda como un
hecho alentador que los parciales del partido blanco peleen adentro y no desborden sus fronteras,
como se temía ante la renuencia de Hipólito Mejía de no reconocer el triunfo de Danilo Medina. No hay aburrimiento, pero tampoco guerra civil.
El país conoce a los perredeístas y sabe que no son más que boca. Que se
muestran los dientes, pero no
muerden. La infamia política más grande fue el Concordazo. Nunca se dio lo que
se dijo, aunque si pudo haber sucedido de todo. Ahora, una cosa es cierta entre
perredeístas: Entretienen más que cualquier comedia de Broadway, o vodevil francés, ya que en vez de
luchar, dan un espectáculo, y ñ como incluye morbo -- todo el mundo lo sigue
como la más intrigante de las sagas. A nadie que no fuera perredeísta se le
hubiera ocurrido replicar una reunión de la Comisión política del viernes con un
encuentro del CEN el domingo...
EL PERÍODO.- Lo insufrible hubiera sido esta transición de si mismo
del PLD, con un presidente
electo que se recoge y de quien lo único que se informa es la posibilidad
de que cambie de casa por razones de seguridad. Incluso, una contingencia que
plantea la conveniencia de que el Estado adquiera una propiedad o la construya
que sirva de residencia al gobernante de turno, como se tiene en otros países.
Un presidente de la República viviendo en un apartamento. No juegues, Magino.
Aunque la inquietud era la especie de España boba que se origina entre la
elección de un mandatario y su real ascenso al poder, mucho más cuando el nuevo
incumbente sustituye a un compañero de partido. Si
fuera contrario, el tiempo y el proceso serían interesantes, pues estarían
matizados por las denuncias de bellaquerías que se hacen y acusaciones de
irregularidades que se cometen. La propia posposición del primer encuentro de
las comisiones confirma ese ánimo de displicencia, de no saber de que hablar y
menos tratar. Serían como estatuas de Buda viéndose el ombligo...
EL PENSARLO.- No hay dudas de que Danilo Medina tiene que estarlo
pensando bien, pues buscar casa no es problema, siendo como es un hombre
recatado, y aunque no lo fuera, ya que aquí hay verdaderos lujos de residencia.
Y disponibles. No. Me refiero al cuidado que deberá poner en la selección de su
gabinete. De su primer equipo de gobierno. Y no porque no tenga experiencia, o
no sepa hacerlo, sino porque lo están acechando. Lo justo es dejarlo hacer sus
consultas y tomar sus decisiones, y después del hecho cumplido, hacer los
señalamientos que se consideren pertinentes. Pero no. Se le advierte, se le
aconseja, y como si no tuviera espejuelos, se le ofrecen ajenos. La
administración, por lo visto, no sería suya, sino de quienes influyan desde
fuera, y que en algunos casos son rabiosos, pues suponen y temen presiones
internas. Es decir, que se encuentra en un trance difícil. Más difícil que
escoger compañera de boleta o hacer mancuernas con el presidente Leonel
Fernández. Y es difícil porque lo están acechando, y quienes lo están acechando,
nunca se darán por satisfechos, pues apuestan a su perdición...
EL HOMBRE.- El presidente electo parece que
se da cuenta de que lo tienen en la mira y de que podría caer en una emboscada
política, o de parte de personas o de sectores. Una buena representación de los
empresarios, lo que se llama la cúpula, lo visitó, como era propio que hiciera,
para felicitarlo por su triunfo electoral y ofrecer su colaboración. Incluso quiso
indagar cuáles serían los posibles responsables de áreas, a fin de ir afinando
algunas de las políticas que promovió como plataforma de gobierno. Y solo dio un
nombre: Gustavo Montalvo. Como ese compañero no era muy conocido, o no estaba
relacionado con los capitanes de industria, se le recabó alguien más. Y como si
quisiera colocarlo frente a un enigma, repitió: Gustavo Montalvo. No quedó más
remedio que aprenderse el nombre y salir a averiguar quién era el dichoso
Gustavo Montalvo. Aunque uno con buena memoria recordó que este había renunciado
de la Comisión Nacional de Ética por no estar de acuerdo con la compra de unos
equipos de informática, que de verdad salieron muy caros. Montalvo no se deja
dormir fácilmente y cuentan que ronca despierto...