ORLANDO DICE...
Peleas en PRD y los tambores
que llaman a la guerra
Publicado por el Fogon Barahonero Martes 29 Mayo 2012
"Fogon Barahonero Lider y Pionero en las Actualizaciones en las Comunicaciones Digitales"
"Fogon Barahonero Lider y Pionero en las Actualizaciones en las Comunicaciones Digitales"
LOS CUERVOS.- Los perredeístas que todavía no se han pintarrajeado la
cara como indios apaches en guerra, ni integran partidas de renegados como
Jerónimo en los tiempos de la reservación, deben leerse las acrimonias de Jorge
Lendeborg, consultor, estratega y mercadólogo político y uno de los asesores del
candidato Hipólito Mejía en la pasada campaña electoral. Con el manual en una
mano y en la otra la experiencia vivida, inexplicablemente sale en defensa de
Miguel Vargas. Lo dije y lo compruebo, Mejía está viendo, y de seguro que con
tristeza, cómo nacen y se reproducen los cuervos e intentan dejarlo sin ojos.
Como cuenta la historia y canta el bolero. Félix Calvo inició, y fue lapidario,
pero también oportuno. Era de rigor, e igual de nobleza, admitir esa derrota,
aunque fuera la quinta en línea. Nadie sabe qué ocurrió entre el director de 7
Días.com y el candidato del partido blanco en la última semana, pero no se duda
de que fuera algo grande, pues Calvo se la cobrara con creces. No le mató el
gallo en la funda, pero sí al sacarlo, negándole toda posibilidad de
maniobra...
AJUSTES.- Jorge Lendeborg no habla mentira, pero esas verdades no era
justo que fueran dichas por él y menos en este momento, ya que su condición de
empleado lo obligaba a callarlas y guardar la forma. Pues en su caso no se trata
de un memorial de fallas, sino una defensa a Miguel Vargas, que puede
interpretarse de muchas maneras. Entre ellas que anda buscando trabajo. Vargas
necesita de alegatos válidos ahora que se le vienen encima todos los demonios,
con sus infiernos incluidos, y Lendeborg es un superhéroe dispuesto a vengar la
tierra. Y hablo de venganza, porque el consultor, estratega y mercadólogo
político aprovecha la ocasión para ajustar cuentas con otros responsables de
campaña. Con José Ramón Díaz, por ejemplo. No lo menciona por su nombre, pero
critica al equipo de publicidad, y se sabe que el encargado era Díaz, y que
produjo verdaderos desaciertos. Díaz, según se dice ahora, era un puente roto:
nadie lo pasaba. Pero contaba con el favor del candidato Hipólito Mejía, y
sobre todo de su hija Carolina...
LOS ESTRATEGAS.- Dije, cuando se hablaba del empate técnico, que
Hipólito Mejía y Danilo Medina habían hecho todo lo que era dable hacer, y que
al final todo iba a depender de los estrategas de campaña, los cuales, a mi
juicio, no habían hecho lo suficiente. Que el primero que resbalara, y se
cayera, se quedaba abajo, si el contrario sabía aprovechar la circunstancia. Más
o menos lo que ocurrió. Las “metidas de pata” de Mejía fueron caídas de las que
no pudo reponerse, y un Medina enfocado fue beneficiario de situaciones que no
provocó, pero que su gente supo manipular adecuadamente. No obstante, hay que
reconocer que también sucedió lo contrario. Que Mejía dio la pauta y el equipo
no supo marcar el terreno, perdiendo la campaña oportunidades y por igual
potencialidades. El candidato se focalizaba en las necesidades de cada
provincia, pero no se le daba el seguimiento adecuado. Lendeborg resalta “la
desconexión que existía entre lo que hacía el candidato y lo que hacía el equipo
de estrategia”. Es decir, que los músicos tocaban a lo loco, y ni siquiera de
oídas, a pesar de tener partituras...
DESDE ADENTRO.- El testimonio de Jorge Lendeborg es importante porque,
al igual que Jonás, estuvo en el vientre de la ballena. No está criticando como
experto desde afuera, sino aleccionado por su propia experiencia adentro.
Hipólito Mejía fue víctima de su propio ser, pero su temperamento no lo fue
todo. Faltaron otros, fallaron los demás. Si se quiere, lo dejaron solo. Comento
entre amigos que a Mejía le faltó un equipo “cleaner”, un grupo que se ocupara
de limpiar la escena y borrar las huellas, como se ve en algunas películas
después de un crimen. La verdad que las contingencias se daban y no se tenían a
mano medios para cubrirse. Por ejemplo ¿qué dificultad había en retomar el tema
de las sirvientas y hablar de sus condiciones sociales y la necesidad de crear
programas que fueran en su auxilio? La culpa, por tanto, si ese es el problema,
fue colectiva, pero nunca del dirigente que, con razón o sin ella, se mantuvo al
margen. Si los perredeístas tienen que pelear por el control del partido, que
peleen. Pero que no se sientan convocados por el primer tambor que llame a la
guerra, pues en la selva cualquier ruido hace eco...